Anoche, escuchando música en mi cama (como casi todas antes de dormir), le di vueltas a la cabeza y me dije: Miguel, a ver si actualizas el blog de una puñetera vez y eres constante, que mira que te cuesta.
Así que me propuse hacerlo esta mañana. Pero entraba en conflicto con otra situación: la planificación del día que me hice ayer. Cual matemático obsesivo por la perfección de sus cálculos, yo también me dispuse a diseñar un plan perfecto que me llevara a conducir mi día por la senda que yo marcara. Y cuando me propongo planificar algo, bien es cierto que no me gusta que nada se escape a mi control.
Con lo cual, esta mañana me he dispuesto a ejecutar minuciosamente mi maquiavélico plan para las siguientes quince o dieciséis horas. Y no ha ido mal la cosa. Tal y como tenía previsto: a las 08:30h ya estaba levantado, a las 10:00h he ido a la óptica a seguir probando las lentillas, a las 11:15h más o menos ya estaba en casa, haciendo limpieza general de mi habitación (abstenerse meticulosos), sobre las 14:40h ya había comido, estudiando me encontraba sobre las 16:00h, leyendo la España invertebrada de Gasset y terminando Orsai sobre las 19:00h, y tomándome un café tardío a eso de las 20:30h en el bar que regenta mi padre. Hasta aquí, la planificación ha ido a pedir de boca. Como a mi me gusta. Si he dicho negro, es negro.
Pero sobre las 20:40h, algo ha trastocado mis planes. Sólo me quedaba ese último empujón, ese último escalón para terminar mi meticuloso y sin duda, diabólico plan: llegar a casa, un poco de "internet" como yo digo, de lectura, y a dormir.
Pero no. Como iba diciendo, sobre las 20:40h han entrado dos clientes al bar. Venían a ver el fútbol, partido del Athletic de Bilbao y el Hércules F.C. Uno de ellos, que a simple vista parece el más jóven (baja estatura, barba) ya ha venido más veces al bar, lo he visto en otras ocasiones con su pórtatil, intentando coger la red wi-fi. Un día me dijo que era del Athletic, pero no lo recordaba bien, así que volví a preguntarle:
- Oye, ¿tu eras del Athletic no?
- Sí
- Pero, ¿eres vasco? Porque no tienes pinta (que ya me diréis que pinta tienen los vascos, vaya pregunta más inútil)
- No, soy valenciano.
- ¿De Valencia ciudad?
- Sí.
- Yo estudio allí. ¿Y que haces aquí?
- Soy profesor en el instituto de Calpe.
Y así, he acabado conociendo a Alberto y Vicent, profesores de Filosofía y Física y Química respectivamente. Y digo acabado porque he cenado con dos personas que no conocía, y con las cuales he podido hablar de cultura, de política, de filosofía, de Historia, de lo mal que se me daba en mis tiempos de instituto la Física y la Química... todo eso mientras disfrutábamos del 3-0 que ha cosechado el Athletic en casa. Un trabajo bien hecho.
Puede que Alberto y Vicent nunca lean este blog, o tal vez sí. Puede que consideren mis entradas algo interesante, o puede que un auténtico bodrio. Pero esto también me gusta, es más, me encanta: que surja un imprevisto tan apasionante que fastidie un plan de mierda (y perdón por la expresión). Buenas noches.